Un poco de historia: La guía Michelin

En 1900 se editó la primera Guía Michelin, dedicada a Francia, que inició la colección europea de las Guías Rojas. En ese mismo año, los hermanos Michelín, propietarios de la marca de neumáticos del mismo nombre, crean y distribuyen gratuitamente la primera edición de la Guía de Francia, que además de ser un manual de su nuevo neumático (inventado en 1895) y elemento de promoción para la empresa, es la primera herramienta práctica para los que viajan en automóvil, con planos de ciudades, distancias, talleres, gasolineras, hoteles, que se actualiza y enriquece cada año desde entonces.


En poco tiempo, surgen otras Guías Michelín, dando este mismo servicio a los conductores de toda Europa y el Mediterráneo. A partir de 1920 se citan restaurantes, se elimina la publicidad exterior y se comercializan. Desde 1950 una segunda generación de Guías Michelín, con la portada roja, cumple la misma función de servicio al viajero, y aconseja en la elección de hoteles y restaurantes.
Primera edición

Esta guía, realizada por sus propios Inspectores, ofrece al viajero una amplia posibilidad de elección de establecimientos en los distintos niveles de confort y precios. Los inspectores son anónimos en todos los países, lo que les protege de presiones, se mantienen libres de todo compromiso. Les permite libertad de apreciación y consolida sus recomendaciones.

La guía no tiene publicidad interior y los restaurantes que se citan no lo hacen público en sus establecimientos. Los restaurantes, clasificados según su confort, se citan por orden de preferencia dentro de cada categoría:

Se otorgan “tenedores” (un tenedor y una cuchara cruzados):

Cinco: Gran lujo y tradición
Cuatro: Gran confort
Tres: Muy confortable
Dos: Confortable
Una: Sencillo pero confortable
Ninguna: Sencillo pero correcto.

Las estrellas de buena mesa indican tres especialidades culinarias que pueden orientar al viajero en su elección:

• Tres: “Una de las mejores mesas, justifica el viaje”. Cocina del más alto nivel, generalmente excepcional. Grandes vinos, servicio impecable, marco elegante... Precio en consonancia
• Dos: “Mesa excelente, vale la pena desviarse”. Especialidades y vinos selectos... Cuente con un gasto en proporción
• Una: “Muy buena mesa en su categoría”. La estrella indica una buena etapa en su itinerario. Pero no compare la estrella de un establecimiento de lujo, de precios altos, con la de un establecimiento más sencillo en el que, a precios razonables, se sirve también una cocina de calidad

Estrella Michelín
El “Bib Gourmand” (rostro de la mascota Michelin), indica buenas comidas a precios moderados.

Restaurantes que ofrecen, con una acertada relación calidad-precio, una buena comida, generalmente de tipo regional, para cuando usted desee encontrar establecimientos más sencillos a precios moderados.

A pesar de ser una guía eminentemente turística, los reconocimientos que otorga son asediados por los propietarios de restaurantes y por los chef, ya que, si de gastronomía europea se trata, la Guía Michelín es actualmente el mejor medio para obtener reconocimiento internacional.

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